viernes, 16 de octubre de 2009

PARTE II
Los cinco niveles de la escucha:
1. El oír, preámbulo de la escucha
2. Acceder al sentido del hablar del otro (qué me está queriendo decir) y las acciones involucradas en este hablar (cuál es la acción involucrada: felicitando, retando, invitando, etc.)
3. Escuchar las inquietudes detrás del habla del otro (aquello que conduce a actuar)
4. Escuchar su estructura de coherencia (interpretar su forma de ser)
5. El secreto del escuchar sublime es saber escuchar el bien (Moisés Cordovero)
La doble apertura de la escucha: a la comprensión del otro y a la transformación personal
Hasta ahora la comunicación efectiva se ha sustentado en lo que mantenemos “en común”. Cuando ello acontece, al escuchar sólo nos escuchamos a nosotros mismos. Cuando lo que predomina es la “diferencia”, la comunicación se ve comprometida y reaccionamos a través de la invalidación del otro, de su descalificación. Por lo tanto escuchar al otro requiere de una disposición particular: el respeto. El respeto es la aceptación del otro como diferente, legítimo y autónomo. Nuestra historia ha sido hasta ahora una historia basada en un bloqueo a nuestra capacidad de escucharnos.
No sabemos escuchar nuestras diferencias sin invalidarnos.
Hemos dicho que la palabra es acción, que la palabra posee poder de transformación. Escuchar al otro es permitir que la palabra del otro pueda transformarme, modifique el sentido que le confiero al acontecer y me lleve a tomar decisiones que antes no eran posibles. Toda conversación tiene el potencial de la conversión, puede convertirme en una persona diferente.
“Cada vez que entramos en una conversación con posiciones ya tomadas, cada vez que entramos en ella excluyendo de antemano la posibilidad de cambiar de parecer, de modificar nuestras posiciones originales, entramos en esa conversación sin una disposición real a escuchar. Escuchar comprometiendo la posibilidad del cambio no es escuchar. Es ofrecerle al otro que hable contra una pared. Podremos oír lo que dice, podremos incluso comprender lo que dice, pero, en rigor, hemos comprometido nuestra capacidad de escucha” (Rafael Echeverría).
El Habla
El coaching ontológico provee herramientas lingüísticas que los humanos usamos en toda conversación para crear
realidades y hacer que las cosas sucedan. Por lo general no nos damos cuenta de la forma en que utilizamos o no estas
herramientas lingüísticas. Conocerlas y utilizarlas intencionalmente consigue más efectivas formas de conversación,
relacionarse y actuar en las actividades laborales.
Proponer: hablo para ser escuchado. Hablar desde nuestras inquietudes, dando a conocer la forma como observamos la
situación y los cursos de acción que consideramos más adecuados.
Indagar: hablo para escuchar al otro. Hablar para que el otro revele sus inquietudes y dé a conocer su forma de observar
la situación y los cursos de acción que considera más adecuados.




ENFOQUE UNICO ENFOQUE MULTIPLE

PROPONER Hablo para imponer mi punto de vista Hablo para mostrar mi punto de vista, como uno más de los posibles

INDAGAR Indago para llevar al otro a mi propia
forma de ver las cosas (convencer)

Indago para comprender mejor y
acercarme al punto de vista del otro

Afirmaciones: La palabra sigue al mundo. Las personas reportan sobre lo que observan. El lenguaje de las afirmaciones es el que utilizamos para hablar acerca de lo que sucede: es el lenguaje de los fenómenos y los hechos. Estas afirmaciones (o descripciones) pueden ser verdaderas o falsas de acuerdo con la evidencia que se provea y sea aceptada
por los demás. También pueden ser relevantes o irrelevantes de acuerdo con nuestras inquietudes.
Ejemplos de afirmaciones: hubo sol el lunes pasado en Roma, la casa de la esquina es grande, el mejor equipo fue el negro, va a llover mañana, María nació en Pompeya, hay un auto rojo en la cochera, etc.
Declaraciones: El mundo sigue a la palabra. Al declarar la persona genera contextos, toma decisiones, crea nuevas posibilidades, crea mundo. Una vez que una declaración fue hecha las cosas dejan de ser como eran antes. Son la expresión más clara del poder de la palabra, de que aquello que se dice transforma la realidad. Las declaraciones
pueden ser válidas o inválidas, de acuerdo con la autoridad conferida a quien las emite.
Ejemplos de declaraciones: declaración de Independencia, de inocencia/culpabilidad dada por un Juez, de aprobación/desaprobación dada por un maestro, cuando un árbitro dice “penal”, cuando un jefe contrata o despide un empleado, cuando un padre dice “puedes ver televisión”, etc.
Algunas declaraciones básicas:

Declaración de aceptación “si”

Declaración de negación “no”

Declaración de ignorancia “no sé”

Declaración de error “lo que hice fue un error”

Declaración de disculpas “disculpa”

Declaración de identidad “voy a ser...”

Declaración de gratitud “gracias”

Declaración de perdón “te/me perdono”

Declaración de amor “te/me quiero”

Declaración de quiebre “¡basta!”

Otros tipos de Declaraciones:
Juicios: los juicios hacen de brújula hacia el futuro, nos permiten encarar riesgos y enfrentar con mayor seguridad la incertidumbre. Al hacerlos nos apoyamos en el pasado para anticipar el futuro. Los juicios son discrepables. Muestran el tipo de observador que somos y nos constituyen en el observador que somos. De acuerdo a los juicios que hacemos,
actuaremos. Podemos hablar de juicios positivos y negativos. Los juicios positivos expanden nuestra capacidad de acción
y amplían nuestro umbral de posibilidades. Los juicios pueden ser válidos o inválidos, de acuerdo con la autoridad
conferida a quien los hace o fundados o infundados de acuerdo con las acciones ejecutadas en el pasado que utilizamos
para respaldarlos. Llamamos opiniones a juicios de escasa fundamentación.
Pasos de la fundamentación de los juicios:

1. ¿Desde qué inquietud hago este juicio? ¿Cuál es el propósito implícito que tengo al hacerlo?
2. ¿En qué dominio particular estoy realizando este juicio?
3. ¿Cuáles son los estándares que estoy utilizando para hacer este juicio?
4. ¿Qué afirmaciones (acciones o eventos concretos) puedo utilizar para respaldar este juicio?
5. Adicionalmente podemos realizar otros dos procedimientos:
a. Fundamentar el juicio contrario
b. Compartir el juicio con otros




Ejemplos de juicios: Pedro es un orador eficaz, José no es de fiar, Carolina es incompetente para dirigir reuniones, etc.
Promesas: las promesas son una de las acciones lingüísticas más importantes que ejecutamos los seres humanos. Si
observamos el mundo que nos rodea, comprobaremos que gran parte de los objetos que lo pueblan son el resultado de
nuestra capacidad de prometer. Buena parte de los productos que utilizamos no existirían si no fuese por el hecho de
que algunas personas prometieron algo a otras y éstas algo a unas terceras. Consideremos, por ejemplo, el auto que
usamos, el lápiz con el que escribimos, la ropa que llevamos, la silla en la que estamos sentados. Si examinamos nuestro
trabajo, nuestra familia, nuestra vida en la comunidad, constatamos que ellos descansan también en redes de promesas
mutuas que nos hacemos unos con otros.
Las promesas nos permiten coordinar acciones con otros y, al hacerlo, expanden lo que nos es posible acometer.
Gracias al poder de las promesas, podemos realizar cosas que, de querer hacerlas individualmente nos resultarían
mucho más difíciles o incluso imposible. A través de la coordinación de acciones podemos integrar dentro de un mismo
proceso competencias diversas que un mismo individuo difícilmente podría reunir y logramos que diferentes individuos
actúen sincronizadamente en pos de objetivos comunes. Las promesas constituyen un área de competencia clave para
asegurar buen trabajo de equipo. ¿Qué nos cabría esperar de un equipo en el que sus miembros sistemáticamente
fallan en cumplir las promesas que mutuamente se hacen? ¿Cuán efectivo sería este equipo?


A través de nuestra capacidad de hacer promesas transformamos el futuro. Toda promesa representa un compromiso
de ejecutar una acción futura, acción que probablemente no se habría realizado si alguien no la hubiera prometido. Las
promesas, en consecuencia, son otra modalidad importante en la que comprobamos el poder generativo, el gran poder
transformador del lenguaje, el poder mágico de la palabra. Las promesas nos permiten, literalmente, construir
pirámides, llegar a la luna, mover montañas, constituir familias, crear empresas.
Nuestras vidas están organizadas alrededor de las promesas que nosotros hacemos a los demás y de aquellas que otros
nos hacen a nosotros. El jefe descansa en el cumplimiento de las promesas de sus subordinados y éstos últimos
descansan en la promesa de pago del primero. Los padres descansan en la promesa de enseñanza de sus hijos que
obtiene de las instituciones educacionales. Estas descansan en las promesas que obtienen de sus maestros.
Nuestra capacidad de hacer promesas se asocia con los resultados que obtenemos tanto en el trabajo como, en general,
en nuestras vidas. Quien sea incompetente en hacer promesas no sólo compromete su efectividad, también sacrifica su
bienestar, la satisfacción que obtiene de lo que hace y el aprecio de los demás.

2- Emocionalidad: Emociones y Estados de Ánimo


Para comprender la acción humana, debemos prestar cuidadosa atención a nuestra vida emocional. Nuestras
emociones son determinantes básicas de lo que podamos o no lograr en los dominios del trabajo, aprendizaje,
sociabilidad, etc.
La emoción es una distinción que hacemos en el lenguaje para referirnos al cambio de nuestro espacio de posibilidades
a raíz de determinados acontecimientos (sucesos, eventos o acciones). Cuando hablamos de emociones, por lo tanto,
podemos señalar las circunstancias particulares que las generan.
Las emociones son específicas y reactivas, los acontecimientos las preceden, esto implica que si queremos entender una
determinada emoción, es importante remitirla al acontecimiento desencadenante. El reconocimiento, al hablar de
emociones, entre la emoción y el acontecimiento, nos permite no sólo una determinada interpretación de los
fenómenos emotivos, sino también y fundamentalmente posibilidades concretas de acción (intervención).
En síntesis, el fenómeno de la emocionalidad nos predispone para la acción, afecta nuestro desempeño, contribuye a
definir lo que es posible o imposible, afecta y es afectada por las conversaciones. Podemos mejorar el observador que
somos de la emocionalidad.
Ejemplos de emociones: optimismo, rabia, ambición, miedo, confianza, paz, frustración, gratitud, resignación, respeto,
confusión, perplejidad, asombro, tristeza, arrogancia, vergüenza, culpa, ironía, admiración, etc.
Los estados de ánimo son una distinción muy diferente de las emociones. Cuando hablamos de estados de ánimo nos
referimos a una emocionalidad que no nos remite necesariamente a condiciones específicas y que, por lo tanto,
normalmente no podemos relacionar con acontecimientos determinados. Los estados de ánimo viven en el trasfondo
desde el cual actuamos.

En los estados de ánimo la relación entre posibilidades y acción se revierte. Hemos dicho que las emociones tienen que
ver con la forma en que la acción modifica nuestro horizonte de posibilidades. Con los estados de ánimo, por el


contrario, nos ocupamos de la forma en que el horizonte de posibilidades en el que nos encontramos, correspondiente
al estado de ánimo en cuestión, condiciona nuestras acciones. Una vez que estamos dentro de un determinado estado
de ánimo nos comportamos dentro de los parámetros que tal estado de ánimo especifica para nosotros.
¿Significa esto que no hay nada que podamos hacer respecto de nuestros estados de ánimo? En absoluto, creemos que
al cambiar el observador de estados de ánimo que somos, abrimos posibilidades de acción que normalmente
permanecen escondidas al observador que se limita por el sentido común. El ser capaces de observar los estados de
ánimo en cuanto tales, nos permite intervenir en su diseño. Podemos adoptar una posición activa en lo que respecta a
nuestros estados de ánimo personales y los estados de ánimo del entorno en el que participamos.
Estados de ánimo fundamentales del hombre: resentimiento, aceptación, resignación y ambición.
“Los líderes son personas que normalmente declaran como posibles cosas que el resto de la gente considera imposibles.
Esto es precisamente lo que los convierte en líderes. Cuando comprendemos que lo que es posible es un juicio,
reconocemos que toda posibilidad la constituye el observador que emite tal juicio. Lo anterior no implica que todo lo que
declaremos posible lo sea por el sólo hecho de haberlo declarado, la declaración de posibilidad es un juicio y como tal
requiere ser fundado” (Rafael Echeverría).

3- Cuerpo: Biología y corporalidad


Llamamos biología al dominio de los componentes y relaciones que constituyen nuestra estructura biológica. La manera
en que estamos usando la distinción biológica se refiere a la forma en que nuestros diferentes componentes biológicos
se comportan y se relacionan entre sí para producir la unidad biológica que somos. Lo que está en juego aquí es el
comportamiento de nuestros componentes biológicos (sistemas nervioso, digestivo, circulatorio, etc., condiciones
hormonales, configuraciones genéticas, etc.).
Decimos que nuestra biología como humanos y la biología de cada humano en particular, con sus matices, establece el
tipo de observador que somos. Por ejemplo, ser hombre, alto, gordo, daltónico e hipoacúsico definirá un tipo particular
de observador.
Cuando hablamos de la corporalidad, estamos en otro dominio de observación. Lo que está en juego aquí es el
comportamiento físico de un individuo (de la unidad biológica como un todo), la forma en que esta unidad se sitúa
físicamente en su entorno y las relaciones físicas que establece con las entidades que constituyen ese entorno. Estamos usando la distinción de la corporalidad para referirnos a nuestra forma de gesticular, nuestras posturas corporales, la forma en que un individuo se mueve en su entorno, etc.
Para cada emocionalidad existen al menos tres aspectos corporales asociados: postura corporal general, gestualidad facial y patrón de respiración. Se puede trabajar en el diseño de estos aspectos para afectar la emocionalidad y por ende nuestras conversaciones.

Bibliografía
Buol, Pablo

Coaching Ontológico – Un primer acercamiento
(www.sht.com.ar/archivo/temas/coaching.htm)

Echeverría, Rafael

Ontología del Lenguaje – Granica 2007

Echeverría, Rafael

Actos del Lenguaje Volumen 1: La Escucha – Granica 2007

Echeverría, Rafael

La Empresa Emergente – La confianza y los desafíos de la transformación
Granica 2008

Hamel, Gary

El Futuro de la Administración – Grupo Editorial Norma 2008

Valdés Flores, Patricia

Del Coaching al Coaching Ontológico
(www.unimundo.edu.mx/simposium/septimo/texto/valdezpatricia.pdf)

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